Sobre la Envidia

Sobre la Envidia

La envidia revela dolor por la carencia propia ante lo valioso que posee otro.
Envidia-Psicólogos en Córdoba-Psicóloga Teresita Biondini

“El silencio del envidioso está lleno de ruidos.” (Khalil Gibran)

La Envidia refiere al sentimiento de frustración y dolor devenido de la percepción de una falta de un objeto, de una relación, de una característica o de una situación que es deseada por una persona que considera no tenerla y ve esta condición presente en otro individuo.

Es decir, otra persona ajena a sí misma posee algo puesto en valor por quien envidia. Esta posesión esta investida de su propio deseo y es entonces que surge el sentimiento de dolor ante la observación de sí mismo y, por otro lado, la observación del logro de la otra persona.

Esta comparación entre individuos se origina en una autoestima debilitada, la envidia lleva implicada la focalización en atributos de los demás, invisibilizando las fortalezas propias.

¿Cómo ocurre el mecanismo de la Envidia?

Desde las Neurociencias se considera la participación del cerebro en este mecanismo, el Instituto de Ciencias Radiológicas de Japón a través de estudios específicos concluyó que el sentimiento de envidia provoca la activación en el cerebro de zonas vinculadas al registro del dolor físico. Pudo comprobarse también que ante una situación adversa o de fracaso del individuo que es envidiado, en zonas del estriado ventral del cerebro se produce la liberación de dopamina, como circuito de recompensa cerebral.

Se genera en esta persona una disonancia cognitiva ante el impacto emocional del acto comparativo. Un estímulo externo ofrece información que se contradice con una creencia previa que opera como limitante y lo identifica como persona.

Ese estímulo: el objeto deseado en posesión de otro, lo recepta como una amenaza al yo, a su estima.

Las descargas afectivas y conductuales del envidioso están condicionadas por su estructura representacional, existe un juicio previo de lo bueno y de lo malo, lo cual lo lleva a compararse con el otro, devolviendose a sí mismo una mirada de disvalor, y así es invadido por el displacer y el malestar, sin los suficientes recursos para neutralizar esas emociones.

Quien experimenta esta emoción ha consolidado su individuación y esto es lo que le permite diferenciarse del otro, en este caso, el modo de construcción de sus emociones lo instala en conflicto con el otro: es un otro diferente, pero que posee lo que él no. Claramente no puede sostenerse en su sentimiento de sí mismo y direccionar su deseo de modo saludable y placentero.

La psicología considera que la sensación de disvalor y menoscabo ante el sentimiento de carencia que padece quien siente envidia, se deriva en el dolor y la frustración que le ocasiona lo que vivencia como un ataque a su estima personal.

En otra dimensión, encontramos la presencia de modos vinculares ligados a la reacción de intolerancia ante los atributos bondadosos del otro y de ataques direccionados a la destrucción de lo que percibe como valor deseado por él … pero en posesión del otro; encuentra al individuo con comentarios irónicos y descalificativos como modalidad de autoafirmación.

La persona envidiosa sujeta el objeto envidiado como modo de mantener su autoafirmación, como manifestación de su dificultad de construir una identidad que regule su estima de forma adaptativa.

 ¿Es posible gestionar la Envidia de modo saludable?

El profesional psicólogo o psicóloga, desde el espacio analítico realiza un abordaje personalizado considerando la estructura psíquica y el recorrido de las experiencias particulares de cada individuo, ayudando a gestionarlas saludablemente.

Los posibles sentimientos mencionados pueden generar modos de auto y hetero agresividad psicológica. Es decir, si este mecanismo se instala de forma prolongada en la vida de un individuo, puede causar la aparición de sentimientos de culpa, ansiedad, estrés, afecciones en su estado de ánimo y conflictos en las relaciones interpersonales.

La envidia tiene una impronta evolutiva, es decir, puede tramitarse y ser utilizada de modo positivo, transformándola en una herramienta para diseñar objetivos propios.

Este sentimiento interpela al sujeto, lo interroga sobre sus deseos, sobre quien es, que tiene, que estima de sí. La envidia pregunta, el individuo deconstruye y construye la respuesta, algo le dice esa emoción y algo le dirá él a esa emoción.

La envidia no suele ser socialmente aceptada: ¡No seas envidiosa!, Sos insegura, por eso sentís envidia …

Sin embargo, esta es una emoción de las tantas que experimente un ser humano; identificarla, aceptarla y analizarla posibilitan gestionarla.

 

Fuentes Bibliográficas: 

-Caparroz, N., “Más allá de la envidia”, Colección Imago, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 2000.

Klein, M., “Envidia y gratitud” (1957), Ed. Paidós, Buenos Aires,1987

-Ricoeur, P., “El conflicto de las interpretaciones”, Ensayos de hermenéutica, Buenos Aires, 2003

Lic. Teresita Biondini

Psicóloga-MP 2930

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